Reflexión:
Cada relato, cada historia que leemos o escribimos, tiene el poder de transformarnos. A través de las palabras, no solo creamos mundos y personajes, sino que también exploramos emociones, aprendizajes y partes de nosotros mismos que a veces desconocemos.
Las historias nos permiten vivir experiencias que quizás nunca experimentemos en la realidad, pero que nos enseñan lecciones valiosas. En cada cuento hay una verdad escondida, en cada narración hay un reflejo de la vida misma. Al escribir, damos forma a pensamientos, enfrentamos miedos y encontramos respuestas que, de otro modo, tal vez nunca hubiéramos descubierto.
Crecer a través de los relatos es entender que cada historia, ya sea real o imaginaria, lleva consigo un mensaje. A veces es una enseñanza clara, otras veces una sensación que nos deja pensando por días. Pero siempre, de una u otra manera, nos cambia. Porque las palabras no solo cuentan historias; también nos ayudan a escribir nuestra propia evolución.
Señor Caminante
Oiga,
señor caminante,
usted que recorre las calles de esta pequeña ciudad,
usted que duerme bajo un inmenso techo de estrellas
y tiene como amante a doña soledad,
usted que compone poemas y canciones
que hacen llorar el alma,
usted que con su mirada genera tristeza
y, al mismo tiempo, admiración.
Usted,
señor caminante,
amigo mío,
que, con tus palabras llenas de experiencia y sabiduría,
hace mover montañas bajo su antojo.
Muchos te tildan de loco e inútil,
pero nos has demostrado que,
a pesar de no contar con la visión,
la incapacidad no es obstáculo para crear un imperio
cuando se tienen habilidades y virtudes.
pero en cambio te llenó de dones y fortalezas
que tú, con esfuerzo y perseverancia,
lograste desarrollar
para ganar la guerra en este mundo lleno de tiburones.
Nos
has enseñado, caminante,
que todos los seres humanos contamos con dones y virtudes.
Lo único que debemos hacer es esforzarnos,
aprender de la vida y luchar con valentía
para lograr nuestros objetivos,
sin importar cuán grande sea el obstáculo.
Porque
tú, sin ver el mundo con los ojos,
lo ves con el alma,
y tu ejemplo ilumina el camino de los que seguimos,
enseñándonos que la verdadera visión no está en los ojos,
sino en el corazón que nunca deja de luchar.
Don Zorrillo
Cordial saludo, Don Zorrillo:
Sé que usted no me conoce,
mi nombre es Pancho Cuenca.
Le pido disculpas si soy tan directo con mis palabras,
pero usted me tiene rotundamente ofendido.
Cada
noche se lleva una de mis gallinas,
y no sé cómo lo vamos a hacer,
pero este problema ya tiene que acabar.
y usted se aproveche llevándoselas.
Sé
que necesita comer,
pero no puede ir tomando lo que no es suyo.
Si gusta, le puedo regalar unos pollitos y maíz,
para que los críe y saque cría,
pero esto no puede seguir pasando.
Ya
estoy muy enojado para seguir trabajando para usted,
se me está llevando todo el fruto de mi esfuerzo.
Señor Zorrillo,
dicho lo anterior,
si usted no deja de llevarse mis gallinas
y no toma los pollitos que le estoy regalando,
voy a tomar cartas en el asunto,
y sé que le va a doler.
Sé
dónde usted vive,
y en cuestión de segundos,
puedo enviarle mis perros.
Ellos son muy bravucones
y le tienen mucha rabia a los zorros.
Ya
usted verá qué carta tomar.
Atentamente,
Paco Cuenca
Hablando Con Dios
¡Oh,
Señor Dios! ¿Cómo estás?
¿Qué tal tu plenitud?
Bueno, prosigo…
Hoy estoy aquí, en mi habitación,
en un silencio profundo,
solo contigo, reflexionando.
Espero que me estés escuchando.
Perdóname por lo anterior,
porque sé que me estás escuchando,
sé que me comprendes, aunque a veces no lo crea.
Hay
un vacío profundo en mi alma,
un dolor que me atormenta en las noches solitarias,
y me llena de tristeza,
por los sueños que no pude realizar.
Esa sensación de vacío,
como si una parte de mí estuviera ausente,
como si todo lo que hago fuera insuficiente,
aunque en realidad, tengo todo a mi alrededor:
los amigos, los hermanos, la familia.
Pero aún siento que algo me falta,
algo intangible, que ni ellos pueden llenar.
Tengo
una madre maravillosa,
y aunque mi padre está presente,
el alcohol le está ganando la guerra.
Señor Dios, no te pido riquezas,
ni gloria, ni fama,
porque sé que siempre estás conmigo,
aunque a veces me cueste sentirlo.
Lo que te pido es sabiduría,
entendimiento para comprender lo que realmente necesito.
Quizás tengo todo,
pero me siento como aquel mendigo
que perdió su libertad,
por un amor que el destino le arrebató.
Mi amigo Combate
Combate
es un perro labrador,
un compañero leal que me sigue a donde voy,
con sus ojos brillantes y su cola siempre en movimiento,
es un amigo fiel que todos los días acompaña a su dueño.
Su
paso es firme y su alma noble,
tanta bondad que toda la comunidad lo quiere,
y los niños lo adoran, jugando con él en cada rincón.
¡Ay,
mi amigo Combate!
Tú que has sido mi sombra, mi protector,
con tu presencia tranquila y tu espíritu lleno de amor,
siempre a mi lado desde el primer día.
Hoy
siento en mi pecho un vacío,
porque hoy decides partir de este mundo,
hacia un lugar que tal vez sólo los perros conocen,
un mundo sin dolor, sin despedidas,
donde las colas se agitan al viento y el sol nunca se oculta.
Mi
querido Combate,
me haces tanta falta,
pero sé que el ciclo de la vida es así,
y debo aceptar tu partida.
Que
tu viaje esté lleno de paz,
y que a donde vayas encuentres siempre un rincón
donde correr, jugar y descansar,
sin que nadie te impida ser feliz.
Mi amigo, siempre recordaré tu lealtad,
tu amor incondicional,
y la alegría que trajiste a mi vida.
Aunque te hayas ido,
tu recuerdo vivirá en mi corazón,
porque un amigo como tú,
es eterno.
Conclusión:
A través de estos relatos, somos testigos de cómo las historias nos permiten explorar las profundidades del alma humana. "Señor Caminante" nos enseña que la verdadera visión no reside en los ojos, sino en el alma y el coraje que tenemos para enfrentar los desafíos de la vida. La perseverancia y el autoconocimiento, representados en el caminante, nos muestran que cada uno de nosotros posee habilidades únicas que, si cultivamos, pueden superar cualquier obstáculo.
En "Don Zorrillo", se aborda la lucha por la justicia y la necesidad de defender lo que nos pertenece. A través del tono humorístico, el relato también nos recuerda que, aunque la vida a veces nos dé razones para frustrarnos, siempre podemos buscar soluciones con valentía y determinación.
Por último, "Hablando con Dios" refleja la vulnerabilidad humana, esa sensación de vacío que persiste incluso cuando tenemos todo a nuestro alrededor. Es un llamado a la introspección, una invitación a pedir sabiduría para comprender qué realmente necesitamos, más allá de lo material, para hallar la paz y el propósito.
En conjunto, estos relatos nos invitan a reflexionar sobre la importancia de la visión interna, la lucha por lo justo y la búsqueda de sentido en un mundo lleno de contradicciones. Nos enseñan que el verdadero crecimiento radica en cómo nos enfrentamos a nuestras propias historias y en cómo cada uno de nosotros tiene el poder de escribir su evolución personal.
Excelente
ResponderBorrar