Ir al contenido principal

Cuando no sé quién soy, escribo igual

 A veces me siento como un rompecabezas sin imagen guía.

Tengo piezas que no sé dónde encajan: sueños de ayer, miedos de hoy, ganas de algo que no sé nombrar. Me levanto, me miro en el espejo, y me pregunto en silencio: ¿quién soy en realidad?

He llegado a los 30 sintiéndome muchas veces como un niño grande: soñador, sensible, curioso, pero también confundido. Mientras otros parecen tener claro su rumbo, yo sigo imaginando profesiones, caminos, posibilidades. Algunos dirían que eso es inmadurez… pero yo empiezo a entender que es mi manera de buscarme.

Porque aunque no tenga un título importante, ni un trabajo fijo, ni una etiqueta que me defina, sigo teniendo algo que me salva todos los días: la necesidad de escribir.

“Escribo para saber lo que pienso.” — Joan Didion

“Escribir es una forma de terapia; a veces me pregunto cómo todos los que no escriben, componen o pintan pueden escapar de la locura.” — Graham Greene

Escribir es mi forma de respirar cuando el mundo me asfixia.
Es mi refugio cuando no me entiendo, mi espejo cuando me siento invisible, mi grito cuando el silencio me pesa. A veces escribo como quien busca, otras como quien sana. Pero siempre, de alguna manera, termino encontrándome entre las letras.


He querido ser cantante, líder, parte de las fuerzas militares.
He soñado con ser alguien que inspire, que deje huella, que sea respetado. Y aunque la vida me haya llevado por otros rumbos, ese deseo de significado aún arde dentro de mí.

También he sentido culpa.
Culpa por no cumplir con las expectativas.
Culpa por no comportarme como “debería”.
Culpa por no tener respuestas a preguntas que me hago desde hace años.

Pero escribir me está enseñando algo: no tengo que tener todo resuelto para ser valioso.
Puedo estar en construcción y aun así ser auténtico.
Puedo no tener un camino claro y aun así estar caminando.
Y eso, en medio de todo, también es crecer.

“No se trata de encontrarse a uno mismo, sino de crearse a uno mismo.” — George Bernard Shaw

“No nacemos siendo alguien. Nos vamos haciendo mientras nos buscamos.” — Jorge Bucay

Escribiendo mi cambio no es solo un blog. Es una declaración de vida.
Es mi forma de levantar la voz, aunque a veces tiemble.
Es mi compromiso conmigo, con mi historia, con mi proceso.

No sé exactamente quién seré mañana, pero sé que hoy estoy un poco más cerca de mí.
Y si algo me guía, no es el éxito inmediato ni la aprobación de los demás, sino el deseo profundo de convertirme en la mejor versión de mí mismo, paso a paso, palabra a palabra.

Reflexión:

Quizás no estoy perdido… solo estoy tomando un camino que no se ve desde afuera.
Y si para encontrarme tengo que escribir mil veces, entonces mil veces lo haré.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

La batalla del alma

El miedo es una sombra que se adhiere a nuestra mente y paraliza nuestras acciones. Nos susurra al oído, sembrando dudas e incertidumbre, haciéndonos creer que no somos lo suficientemente fuertes, capaces o valiosos. Todos lo hemos sentido alguna vez, ya sea frente a un desafío personal, profesional o incluso ante lo desconocido. Sin embargo, el miedo no es más que una barrera mental. Si logramos entenderlo, podemos trascenderlo y convertirlo en un motor para nuestro crecimiento. “El mayor error que puedes cometer en la vida es tener miedo de cometer errores.” – Elbert Hubbard El origen del miedo Desde pequeños, crecemos con temores inculcados por la sociedad, la familia y nuestras propias experiencias. Algunos son naturales y nos protegen del peligro, pero muchos otros son simples construcciones mentales: límites que nosotros mismos nos imponemos. Tememos lo que no comprendemos, evitamos riesgos por miedo al fracaso y buscamos seguridad en la conformidad. El miedo al error, al ...

Creciendo a través de los relatos

  Reflexión: Cada relato, cada historia que leemos o escribimos, tiene el poder de transformarnos. A través de las palabras, no solo creamos mundos y personajes, sino que también exploramos emociones, aprendizajes y partes de nosotros mismos que a veces desconocemos. Las historias nos permiten vivir experiencias que quizás nunca experimentemos en la realidad, pero que nos enseñan lecciones valiosas. En cada cuento hay una verdad escondida, en cada narración hay un reflejo de la vida misma. Al escribir, damos forma a pensamientos, enfrentamos miedos y encontramos respuestas que, de otro modo, tal vez nunca hubiéramos descubierto. Crecer a través de los relatos es entender que cada historia, ya sea real o imaginaria, lleva consigo un mensaje. A veces es una enseñanza clara, otras veces una sensación que nos deja pensando por días. Pero siempre, de una u otra manera, nos cambia. Porque las palabras no solo cuentan historias; también nos ayudan a escribir nuestra propia evolución. ...

Palabras que nacen del momento

 A veces, como el mar en esta imagen, nos encontramos sumidos en el silencio de nuestras emociones, buscando respuestas que parecen lejanas, como estrellas en el cielo. La tristeza, la soledad y el dolor pueden envolvernos, haciéndonos sentir perdidos, sin el consuelo de las olas que antes nos abrazaban con su canto. Y, sin embargo, en esos momentos de quietud y reflexión, es posible que la paz que buscamos esté más cerca de lo que imaginamos. Tal vez el mar, como nosotros, solo necesita tiempo para sanar, para recordar que las olas siempre vuelven, y que, aunque a veces las estrellas parezcan lejanas, siempre estarán observando desde lo alto. Quizás, al igual que el mar, todos tenemos momentos de duda y angustia, pero también podemos encontrar consuelo en la quietud, en la espera, y en la esperanza de que la tormenta pasará. Quizás, el mar ya no recuerda su canto, pero eso no significa que haya dejado de ser el mar. Y, aunque su dolor persista, siempre habrá una luna que refleje ...